Documento análisis APM, Balance y perspectivas del 15M

Primer documento de análisis consensuado por la Apm.

Tras casi un año de trabajo realizado por varias Asambleas Populares de Madrid.

Presentamos el trabajo de síntesis realizado por los compas de secretaria.

Descarga de documento            Balanceyperspectivasdel15m24-10-2013

BALANCE Y PERSPECTIVAS DEL 15M

PRESENTACIÓN DEL DOCUMENTO

1. Objetivos y sentido de Balance y perspectivas del 15M.

En reiteradas ocasiones nos hemos preguntado personalmente, en las asambleas, en la APM, qué es el 15M, qué ha hecho, para qué sirvió o sirve, cuál es su futuro, qué caminos seguir. Para intentar responder a éstas preguntas y otras similares, se planteó una propuesta de reflexión en común sobre estas cuestiones. Se elaboró y consensuó un guión de trabajo, que es el índice del documento actual. Con él intentamos desarrollar, desde el debate colectivo, las herramientas que favorezcan la profundización de la democracia y un desarrollo social nuevo.

2. Metodología de trabajo.

El objetivo de reflexionar conjuntamente sobre qué es el 15M y cuáles son sus perspectivas era un objetivo de gran calado, complejo y difícil de desarrollar. Con el guión de trabajo consensuado las asambleas fueron aportando sus análisis, reflexiones y propuestas sobre cada uno de los puntos y elaboró un texto de síntesis. En la Asamblea de asambleas que se celebró en Sol el 25M, en conmemoración del 2º aniversario del 15M se recogieron las aportaciones de las asambleas a la síntesis, aceptándola básicamente. Posteriormente se incorporaron algunas aportaciones pendientes y se consensuó definitivamente texto. Se trata de un texto abierto, no dogmático, sujeto a posteriores revisiones, como todo lo que se hace en el 15M.

Por otra parte, se consensuó también desarrollar los puntos dedicados a perspectivas del 15M, en particular los objetivos políticos. Ya está en marcha un proceso de trabajo asambleario al respecto (Debate Objetivos a Corto Plazo), al tiempo que terminamos la revisión de las formas de organización y procedimientos de decisión en la APM, (según   el acuerdo base que al respecto adoptó la APM a finales del curso 2011-2012).

3. El pensamiento colectivo.

Nos importa destacar de todo este proceso algunas cuestiones importantes. A lo largo de los meses de trabajo asambleario y de la APM hemos desarrollado, bien es verdad que con altibajos y lagunas, el procedimiento que hemos llamado en el 15M pensamiento colectivo. El 15M es un movimiento horizontal e inclusivo que no acepta la división del trabajo entre dirigentes y ejecutantes de acuerdos o entre “pensadores” profesionales y “bases” fieles que aceptan consignas preelaboradas. Nuestro modo de ser nos lleva a la inclusividad en el pensamiento y la acción, a que nadie dirija ni piense por los demás. Pero esta característica nuestra, para muchos, y así nos lo han criticado continuamente, significa que somos dispersos  en la organización y decisión, inconstantes y descoordinados, y en el terreno que nos ocupa, el de la reflexión política, incapaces de elaborar análisis de cierta profundidad, más allá de los eslóganes callejeros. Con el texto que presentamos, además de hacer un serio esfuerzo de pensamiento colectivo y llegar a convergencias importantes en nuestra definición y nuestras aspiraciones, hemos demostrado la capacidad del 15M, un movimiento horizontal, para elaborar documentos complejos de análisis como proyección del pensamiento colectivo. En el futuro seguiremos trabajando en esta perspectiva.

BALANCE Y PERSPECTIVAS DEL 15M

Síntesis de las conclusiones de la Reflexión inter-asamblearia tras su puesta en común en la APM. 2013

GUIÓN DE TRABAJO

  1. CUESTIONES PREVIAS:

1. Contexto: surgimiento del 15-M

2. La explosión del 15-M y el actual descenso en la participación.

     I. BALANCE SOBRE EL 15M:

  1. Hemos avanzado o no, colectivamente, en conocimiento de la realidad:
  2. Hemos avanzado o no en profundización y ampliación de los contenidos políticos del 15M:
  3. Hemos avanzado o no en las formas organizativas del 15M:
  4. Hemos avanzado o no en planificación y ejecución de acciones:
  5. Existe o no un sentimiento de identidad y pertenencia colectiva en el 15M. ¿Tenemos “visibilidad” como 15-M?l.

II. PERSPECTIVAS DEL 15M:

  1. Debemos o no profundizar colectivamente en nuestro conocimiento de la sociedad en que vivimos.
  2. Debemos o no debatir y formular problemas y objetivos políticos
  3. Debemos mejorar nuestras fórmulas organizativas.
  4. Debemos o no tomar iniciativas en acciones
  5. ¿Debemos mejorar nuestra visibilidad y repercusión mediática?

 

 

 

 

0.1. Contexto: el surgimiento del 15M

El 15-M se manifestó en su origen como una respuesta popular a un momento de gran malestar social, producido por una crisis económica a la que no se estaba respondiendo con acierto y por el silencio y complicidad de una buena parte de las fuerzas sociales, políticas y sindicales tradicionales ante dicha situación. Pero no se trató de una explosión ciudadana súbita. Tuvo sus raíces sociales en la profundización de la crisis económica por la presencia simultánea de una profunda crisis política.  Diversos colectivos de la clase trabajadora, con o sin empleo, que comparten espacios reivindicativos con una juventud que, si bien en algunos casos venía practicando “15-M” desde hacía años, en otros, encontraba en el 15-M su primera experiencia de lucha política, encontraron, hace ya casi 2 años, un marco común de reivindicación y salieron a las calles.

 

Factores explicativos del estallido inicial:

–       Surgió como respuesta indignada a una situación coyuntural de mala gestión política de la crisis económica: decepción de una parte de la población con expectativas de progreso (“la izquierda” en sentido amplio) ante las últimas medidas del gobierno en 2011.

–       Primeramente, fue la cristalización de una necesidad de expresar el malestar y la queja colectivamente, no tanto de actuar con unos objetivos o por un plan definido.

–       Gran aceptación social en esos momentos, por mostrar un pragmatismo general  en las medidas inicialmente demandadas y empatía ante el paro, los desahucios, la precariedad, los recortes… Mensaje claro para una base ciudadana amplia.

Reacción ante una crisis:  

–       Económica y social gestionada con presupuestos neoliberales claros, como el apoyo institucional a los responsables de la crisis financiera (bancos, aseguradoras, instituciones financieras varias), sin depuración de responsabilidades e incluso con un reembolso de capitales procedentes de fondos públicos; el incremento constante del paro (familias sin ingresos, jóvenes sin perspectivas), fomentado con una reforma laboral lesiva además para los derechos fundamentales de los trabajadores; la pretendida justificación de tales medidas con ajustes de déficit público que esconden un auténtico desmantelamiento de los servicios públicos en determinadas comunidades en el 2011 y en todo el país hoy (la crisis económica se convierte en una crisis de deuda pública, una crisis del “estado del bienestar”): privatizaciones de sanidad, educación, servicios sociales, recortes presupuestarios que hacen descender los salarios y el poder adquisitivo…

–       Política. se denunció: que los representantes políticos están supeditados a los poderes económicos; la falta de representatividad y descrédito de la clase política; la sensación de alejamiento y de agotamiento de las instituciones políticas, su mal funcionamiento, con la identificación de la corrupción de determinados políticos como parte del problema; la falta de ética del sistema y la necesidad de renovarlo, aumentando los niveles de decisión directa (democracia radical). Se expresó el rechazo al fraude y la impunidad.

Se palpaba la sensación de que los movimientos sociales clásicos y los organismos reivindicativos tradicionales (sindicatos y partidos) estaban ya desbordados o agotados y no respondían adecuadamente.

Composición inicial y antecedentes:

–       Confluencia, en principio, de ciudadanos muy heterogéneos, gente descontenta y harta, pero a la vez ilusionada con un cambio, con buscar respuestas nuevas, aunque no militantes de base en su mayoría.

–       Movimiento no espontáneo, en el sentido de “no surgir de la nada”. Se trató más bien de la culminación del proceso de renovación de los movimientos sociales de carácter reivindicativo que se estaba produciendo en España desde los años 90 (“no a la guerra”, “nunca mais”, contra atentados del 11M, por la vivienda digna, antibolonia, el Foro Social, el desarrollo de los CSO, etc.). Una juventud preparada, formada en la escuela y/o en diversos entornos críticos con el sistema había estado “incubando”  una respuesta ciudadana alternativa y confluyó con la masa de gente indignada para aportarle modelos organizativos (de autogestión) diferentes. Se dieron importantes aciertos en este sentido con la organización inicial de las asambleas en Sol (no violencia, inclusividad, horizontalidad, no siglas…) que permitieron a los participantes sentirse protagonistas directos, sin “manipulaciones” ni mediáticas ni de organizaciones de ningún tipo.

Otros aspectos del contexto general:

–       La vinculación, para muchos analistas, con el fenómeno social, casi universal, denominado la wiki-revolución, la revolución de las redes sociales: eficacia en las convocatorias, en la coordinación, la información, la reflexión sobre lo que está pasando e incluso para la comunicación vital y emocional de lo que se está viviendo. La incorporación de las tecnologías de la información y la comunicación de forma masiva ha sido una gran innovación instrumental y comunicativa respecto a anteriores movimientos sociales de la historia.

–       El efecto en la sociedad actual de lo que vamos a denominar organizaciones de convivencia con práctica solidaria y democrática. Agrupan a decenas, cientos de miles de personas que se asocian para actuar y formarse y que viven la amistad, la cooperación y la democracia independientemente de la función social de algunas de ellas (asociaciones de barrio, centros sociales, okupas, voluntarios de ONGs…) Junto a ello, aquellas prácticas educativas que han fomentado la formación en valores, la lucha por la paz, por la igualdad de género, por los derechos humanos, por el respeto, que han apostado por el desarrollo de un espíritu crítico y por la participación escolar en la gestión de los centros educativos y de la sociedad.

–       La existencia de referentes en otros países, como  la primavera árabe o la respuesta a la crisis en Islandia.

Logros:

–       Creación desde el principio, de un movimiento, con entidad propia y espíritu colectivo, centrado en buscar alternativas al sistema para lograr avances en aspectos tan esenciales como la justicia social y la igualdad, basado en un permanente proceso de aprendizaje comunitario y transformador de la realidad local y la global. Estos valores se han mantenido desde entonces.

Movimiento antisistema y extrasistema, por defender planteamientos que no proceden ni son consecuencia de la ideología liberal sino de contextos ya alternativos en su origen

 

0.2. El descenso en la participación: posibles causas

La masiva participación ciudadana de los primeros momentos empezó a reducirse paulatinamente, notándose más el descenso en la participación en el último medio año aproximadamente, ya en el ámbito de las asambleas de barrio y las temáticas (inter-barrios).

Factores explicativos:

–          La desilusión de una mayoría de participantes iniciales que esperaba soluciones ya elaboradas, orientación política concreta, para un momento de elecciones.

–          Después, se desenganchó la gente que no tenía cultura asociativa o de partido y que no sabía  o no podía asumir compromisos a más largo plazo, con asistencia permanente, trabajo, acción….  Ello de debió quizá a la propia evolución del movimiento hacia las asambleas de barrio, con la creación de una red de asambleas, basada en el trabajo colectivo, conforme a un sistema asambleario y con objetivos de transformación de la sociedad, no sólo de expresión de la queja y el malestar. Esta evolución, propia de este tipo de movimientos, influyó en nuestra definición de identidad.

–          Actualmente, hay menos gente acudiendo a las asambleas  por la dispersión de ámbitos de actuación: se ha extendido el movimiento ciudadano, desde o con el propio 15M (las mareas, plataformas, interbarrios…) y eso sobrecarga de trabajo a los que hemos permanecido.

–          La gente que continúa es, en su mayoría, la que traía ya una formación y experiencia de trabajo en asociaciones/agrupaciones de diverso tipo y de militancia previa. Los más jóvenes que no tienen esta madurez han ido reduciendo su participación. Hoy día hay menos presencia juvenil.

–          El contexto individualista de la sociedad actual puede influir en el nivel de compromiso con una propuesta de acción colectiva y asamblearia (no abunda la gente preparada para la cooperación).

–          El carácter del propio modelo asambleario “cansa” a una parte de la ciudadanía que quiere resultados rápidos, porque precisa de tiempo, de implicación y de compromiso constantes. La dificultad para llegar a acuerdos y el constante proceso de aprendizaje de las fórmulas de auto-organización necesarias para ello son también condicionantes importantes, pero parte de nuestra idiosincrasia.

–          Igualmente, la dificultad para ofrecer un conjunto de objetivos claros, con contenidos políticos ya definidos, más concisos, podría estar disuadiendo a posibles participantes que no se animan a unirse por detectar cierta dispersión de ideas.

El 15m es muy ecléctico. Ello deriva en dificultades de entendimiento pero también le otorga mucha riqueza y permite desarrollar la actitud de inclusividad, respeto y confluencia de ideas.

–          También está mostrándose como un movimiento muy fluido, cambiante: hay fases de más participación y otras de menos (la gente realiza una participación muy dependiente de emociones, de situaciones concretas). Tiene una dinámica irregular, pero normal en este tipo de agrupaciones con trabajo voluntario.

–          Por otro lado, se detectan problemas de visibilidad y de comunicación. Pese a que hemos generado redes con una enorme capacidad para crear contactos, parece que no conseguimos proyectar una imagen que capte gente nueva. Al tiempo, los grandes medios de comunicación han pasado del interés a la anulación como respuesta y ello contribuye a que una gran parte de la población nos considere “muertos”.

–          También puede influir el miedo generado por la criminalización por parte del gobierno  del movimiento y sobre todo de las movilizaciones de protesta: represión, multas e impunidad de los abusos de poder policial son elementos disuasorios importantes.

–          Aún así, estamos demostrando capacidad para “resucitar” antiguos militantes y para activar a otros “nuevos”, así como para vincular diversos colectivos entre sí.

–          Constantemente se generan iniciativas que, una vez encauzadas, se desarrollan fuera del ámbito de las asambleas, “siguen su camino”. Funcionamos como “semillero de ideas” en unos casos y en otros, hemos generado otros movimientos paralelos (el 25S, por ejemplo) de acción más inmediata: el 15M tiene un carácter de continua atracción y dispersión (centrífugo-centrípeto).

Por ello resulta difícil determinar el impacto de la existencia de las asambleas del 15M sólo en términos de cantidad de gente que acude a ellas. No es ése el único elemento a considerar.

Así pues, retrocedemos en número de participantes, pero avanzamos en la calidad del trabajo, en los modelos alternativos, de gestión horizontal, sin liderazgos, con actitud paciente, reflexión y aprendizaje.

I. BALANCE DEL 15M

I.1. Nuestros avances en el conocimiento de la realidad social, económica y política:

Cuestiones previas:

En este punto, se planteó en la puesta en común cierta discrepancia en la importancia concedida al análisis de la realidad y en si éste debe tener un enfoque más teórico y por tanto, si debe preceder a la praxis directa (desarrollo de acciones concretas).

Con este documento no se pretende llegar a consensos sobre conclusiones, por tanto, exponemos las ideas principales al respecto de esta cuestión:

Para algunas asambleas, la acción local es previa a la global y no es tan importante partir de un profundo análisis de situación para abordarla. La realidad es muy cambiante y es más efectivo encontrar fórmulas para incidir en ella a partir de las necesidades de la gente que realizar análisis de situación. Inciden en el cambio de actitudes además del de situaciones para generar un cambio profundo del sistema y para ello no bastaría con un análisis de realidad.

En cambio, otras aportan una extensa argumentación acerca del valor de dicho análisis y de su carácter eminentemente intelectual. Plantean (recogemos su texto) que somos un “ movimiento  político en el sentido de que enfoca todas las actividades desde un punto de vista “global”. Para transformar a fondo la sociedad no bastan los planteamientos parciales o limitados, hay que buscar los globales y radicales. Ni la educación, ni la sanidad, ni la economía, ni la “representatividad” tienen razón de ser en sí mismas. Todas están interrelacionadas. El sistema está muy interesado en esconder esta globalidad y nos ofrece una sociedad parcelada, troceada en sectores aparentemente autónomos. Por ello, si queremos una transformación profunda de la sociedad, tenemos que conocerla, no desde los parámetros del poder sino desde nuestros propios puntos de vista (los que nos han llevado a desenmascarar el carácter real de una crisis que esconde una lucha de clases unilateral y la pérdida de poder cívico y capacidad de participación). Un análisis correcto de la realidad, de sus características, sus resortes y mecanismos de poder hará que nuestros enfoques y estrategias de acción sean los adecuados. Podremos así definir mejor los objetivos, los tiempos e incluso los lemas de las acciones. Por otro lado, la realidad no es simple, ni los sectores dominantes homogéneos. Un buen análisis debe darnos esas claves para poder orientar la acción hacia los puntos débiles del propio sistema.

Y en cuanto a si el análisis debe ser teórico en primer lugar, y utilizar las herramientas conceptuales más idóneas para el mismo, se plantea que no debería haber conflicto entre la teoría y la praxis. Ambas son necesarias y una sin la otra se quedan cojas. Hemos caído en el lugar común, que fomenta el sistema, de que la “teoría” es un campo reservado a los “sabios”, que las “teorías” no sirven para la actuación. Pero en realidad, ninguna acción directa (práctica) se desarrolla sin teoría. Sólo puede ocurrir que ésta no se haya explicitado/verbalizado, no sea conocida o no se haya reflexionado y puesto en común previamente, dándola así por supuesta.”

Conclusiones sobre la situación actual en nuestro análisis de la realidad social:

–          Sí hemos avanzado, pero a nivel interno. Sobre todo en cuanto a los indicadores de crisis actual y sus causas directas. (las charlas, debates, etc. en las asambleas son útiles para eso). También hemos aportado instrumentos nuevos de captación de datos y de difusión de ideas (vía internet y periódico-radios…), con lo que manejamos más información alternativa

–          En cambio, vemos que aún le damos a todo ello poca difusión hacia el “exterior”, hacia el resto de la sociedad que no asiste a asambleas.  La sociedad en general tiene más conciencia y preocupación acerca de la situación socioeconómica del país, pero se debe a la repercusión mediática de las grandes movilizaciones, no proviene de nuestro debate o análisis más profundo de la situación actual. Nuestra influencia en este aspecto ha sido un poco limitada.

–          Hemos conseguido tomar conciencia colectivamente, aprendiendo unos de otros, y concienciar, pero sin profundizar. De cara al resto de la sociedad, informamos, pero no explicamos ni convencemos. No sabemos aún responder a ¿qué hemos conseguido?

–          Hay en general más interés por actuar que por conocer.

–          También hemos avanzado en la conciencia de que para conocer la realidad hay que hacer un esfuerzo personal de implicación y entendimiento. La aportación individual es importante para la construcción colectiva de las ideas.

–          También se ha avanzado lentamente en la formación, en aprender a analizar además de aprender a organizarnos, ayudando así a los que participamos en las asambleas a romper con comportamientos establecidos y a plantearnos ya la necesidad de definir una utopía alternativa al sistema actual. Aún así, habría que avanzar desde la posición de  llamar a acciones concretas de protesta/informar a otra de explicar/convencer al resto de la sociedad. Nuestra capacidad formativa debería extenderse y pasar a ser acción pedagógica hacia el “exterior”.

 

I.2. Los contenidos políticos del 15M:

El 15M arrancó siendo un movimiento claramente político, aunque sin vinculación alguna con partidos políticos ni sindicatos. Desde el principio centró los problemas  en aspectos globales, apuntando a los núcleos de poder  (políticos, banqueros, mercados) identificados como el origen de la “crisis”, sus promotores y beneficiarios.

Sin embargo, las formas de afrontar la situación sociopolítica y económica no han estado tan claras. Lemas tan genéricos como “no nos representan” centran la crítica política certeramente pues el sistema representativo no es para los ciudadanos sino para los detentadores del poder económico y político. Sin embargo, junto a este lema aparecían otros menos claros como  la  ”reforma de la ley electoral” que en principio da por bueno el sistema institucional con tal de reformarlo en algunos aspectos. En realidad el 15M ha planteado desde su origen dos vertientes políticas, que han coexistido: una de transformación global del sistema y otra de reforma institucional del mismo.

Es lógico que en un movimiento que aparece y se desarrolla con tanta fuerza y en tan poco tiempo se manifiesten contradicciones. Hasta ahora, no hemos avanzado en el debate y la resolución de las mismas. Apenas hemos profundizado las propuestas iniciales del 15M: hemos leído cosas sobre ello, hemos hablado algo puntualmente en algunas asambleas, pero no a fondo ni globalmente. El “programa” de intervención política en nuestro entorno está sin completar ni definir. Falta concretar contenidos y clarificar el carácter de movimiento que busca un cambio en el sistema, a nivel global.

Quizá nos ha bloqueado la enorme diversidad de enfoques iniciales que mantenemos por un principio de inclusividad que hemos considerado prioritario frente al de la unidad de objetivos. Nuestra apuesta por la heterogeneidad como fuente de riqueza humana e intelectual es una seña de identidad, pero al mismo tiempo complejiza estos debates y ralentiza su resolución.  Así, ahora parece que estamos en un cierto bloqueo que hemos de resolver si queremos mantenernos y progresar como 15M.

I.3 . Planificación y ejecución de acciones:

Hacemos una valoración positiva de la capacidad de generar iniciativas y de convocatoria, especialmente por su cantidad. Sin embargo, parece que la mayoría son acciones locales y sectoriales, que acaban saliendo por suma de esfuerzos más que por una buena gestión organizativa. La organización es fluctuante y diversa (en consonancia con el propio carácter de nuestras asambleas) y ello aporta tanto fortalezas como debilidades.

Hasta ahora, nuestro estilo organizativo ha sido muy proactivo pero poco reflexivo (falta valoración posterior, aprender de los errores). El nivel de profundidad de las acciones no es muy elevado. Mostramos una gran dispersión inicial compensada con capacidad de convocatoria y resultados más masivos al final, aunque también éstos varían en función de si la convocatoria cuenta con la motivación de otros colectivos: actuamos más como la “chispa” que genera ideas y recaba apoyos.

Consideramos excesiva la dispersión de actividades que se está produciendo en los últimos meses. La multiplicidad de convocatorias nos resta fuerza. Se detecta cierta saturación de acciones.

También es destacable que la mayoría (salvo iniciativas del tipo del 25S o el 23F…) son parciales, están orientadas a trabajar sobre aspectos muy concretos de la realidad y no están enfocadas a un cambio general del sistema.

Todavía nos resta avanzar en la formación sobre sistemas de movilización sin caer en establecer super-estructuras organizativas que trabajen para sí mismas en lugar de para la sociedad, pero sí con un mayor nivel de coordinación y de definición clara de objetivos y métodos para cada acción. Nos faltan aún espacios de convergencia. Igualmente, falta compromiso permanente con este estilo de movilización y la motivación para sostener en el tiempo el trabajo que requiere.

I.4. Formas organizativas:

Consecuentemente con lo dicho en el punto anterior, las asambleas consideramos que ha habido avances importantes en nuestra estructura organizativa a nivel supralocal, aunque nos falta lograr una mayor agilidad en la coordinación de acciones y en la gestión de los procesos de debate interno. Todo ello tendría que afrontarse teniendo en cuenta los objetivos de intervención política que aún nos quedan por definir.

Las asambleas cuentan ya con un modelo de gestión interna bastante claro y establecido; hay diversas asambleas zonales activas y grupos de interbarrios, así como de trabajo temático (política a corto plazo, economía, etc.) dotados de una mínima estructura de funcionamiento que se mantiene desde el principio; La APM funciona desde hace ya más de medio año también con estabilidad y como una asamblea de asambleas con capacidad decisoria. Todo ello muestra un avance en nuestra madurez democrática y nos ha permitido avanzar personalmente y mejorar.

No obstante, la APM tiene que mejorar sus estructuras internas para ganar en rapidez y capacidad de gestión de asuntos globales (para lo cual ya hay programado un proceso de evaluación del procedimiento de toma de decisiones y de funcionamiento para los meses próximos). También falta coordinación a nivel estatal. No poseemos ningún mecanismo organizado de conexión y trabajo conjunto con asambleas de otras Comunidades.

Por último, los mecanismos para darnos a conocer y difundir nuestras acciones colectivas y la propia APM, como el periódico Madrid15M o tomalatele, etc., son muy bien valorados, pero se consideran insuficientes y que podrían mejorar también su propia estructura organizativa.

I.5. Identidad y  visibilidad:

Parece que sí que existe un sentimiento de pertenencia a un movimiento caracterizado por  varios principios claros:  la indignación ante la coyuntura actual, la necesidad de contribuir a un cambio sistémico del modelo económico y político y en la búsqueda de la utopía; la intervención pacífica pero crítica, transversal, solidaria e inclusiva que pone a la persona en el centro; una organización interna basada en valores, en un trabajo voluntario, generoso, de compromiso ético, que genera aprendizaje colectivo a la vez que autoformación; un procedimiento de toma de decisiones alternativo de base asamblearia y, por tanto, horizontal y autogestionado, que busca el consenso y la construcción colectiva tanto del conocimiento como de la acción.

El núcleo identitario parece estar en las asambleas, los espacios locales de encuentro de individuos, más que en las estructuras de organización de portavoces o grupos de trabajo, pero también se diluye en la interacción de éstas con otras agrupaciones sociales y políticas diversas. Se detecta cierta tendencia centrífuga de nuestra identidad original a través de la fusión con otras tendencias del movimiento popular que está resurgiendo en nuestro país.

Esta identidad y sentimiento de pertenencia se muestran más definidas a nivel interno que de cara al resto de la sociedad: en un principio, los medios de comunicación transmitieron más claramente quiénes somos y lo que hacemos, pero en la actualidad se ha diluido la imagen del 15M para los que no participan y ello contribuye a debilitarla. La difusión y visibilidad del 15M están por tanto decreciendo actualmente: hay repercusión de acciones concretas en los medios más alternativos, internet, etc. pero los mass media no se hacen eco de ello más que puntualmente y manipulan la imagen, lo que influye en una menor repercusión social del movimiento.

Esta es, por tanto, otra cuestión que debemos afrontar de cara al futuro inmediato. Si  además de la acción de protesta reactiva pretendemos influir en la sociedad para transformarla, tanto la acción formativa como de difusión de ideas alternativas precisan de una recepción positiva por parte del resto de la sociedad y ello depende en gran medida de la imagen que transmitimos.

II. PERSPECTIVAS DEL 15M Y PROPUESTAS DE FUTURO

II.1. ¿Debemos profundizar en el conocimiento de la realidad?

Creemos pertinente continuar profundizando en nuestro conocimiento de la realidad, clarificando contenidos y ampliando métodos. Esto nos permitirá pasar del terreno de las opiniones al de los criterios y poder así llegar a toda la sociedad convenciéndola y construyendo colectivamente una conciencia crítica que nos lleve a una acción más efectiva.

Pero no basta con “conocer” a través de datos y estadísticas formales. Es necesario comprender para transformar y que esta comprensión sea compartida y recoja todas las sensibilidades. Así podremos precisar los objetivos y los métodos con precisión.

A nivel  local, nos hace falta conocer mejor  las características sociológicas de los vecinos del barrio, sus inquietudes y sobre todo, su propia percepción de dicha realidad.  Ayudar a comprender mejor lo que ocurre, sus por qués y a desmontar ideas falsas se haría mejor contando con  someros estudios de carácter sociológico. Así  la intervención local sería también más efectiva. Se pueden hacer más encuentros con asociaciones, hacer entrevistas, Plenos Alternativos…

A nivel global, también habría que profundizar en nuestro propio conocimiento del funcionamiento del sistema y de la situación coyuntural actual: Para ello, las charlas, los debates internos sobre política, economía, sanidad, educación, etc. han servido y se pueden seguir manteniendo.

Pero además de las acciones de análisis y conocimiento que ya hemos puesto en marcha y que podemos seguir realizando, se plantea:

– partir de análisis de errores previos (evaluar estas herramientas antes de preparar otras nuevas.

– crear Escuelas de Adultos y Plataformas de asociaciones vecinales en nuestros barrios, para informar y formar interactuando con los demás ciudadanos.

– coordinar la labor de información y reflexión entre todas las asambleas.

– proponer un espacio de trabajo desde la APM para realizar un análisis de la realidad compartido, común, entre todas las asambleas.

II.2. ¿Debemos debatir y formular objetivos políticos propios?

En este aspecto vemos que hay dos líneas de trabajo abiertas (reformismo o cambio radical del sistema) que se han planteado como una dicotomía que dificulta nuestra capacidad de concreción del planteamiento político del movimiento.  No obstante, creemos que por el momento hay que mantener ambas líneas de actuación inmediata al tiempo que profundizamos en nuestros objetivos políticos globales.

A corto plazo, la dureza del ataque neoliberal actual es tan fuerte, que no conviene abandonar las acciones de respuesta directa, de rechazo y reivindicación, pese a ser acciones de tipo reactivo y poco proactivo.  Hay que mantener el nivel de intervención con peticiones de cambio parcial, aunque no sea sistémico, para evitar males mayores y el sufrimiento inmediato de los ciudadanos. Además, así, contribuimos a construir  solidaridad ciudadana y conciencia política crítica, ambas muy necesarias para avanzar en los cambios más profundos.

Algunas asambleas plantean generar un frente de acción común basado en un “decálogo” de transformaciones-reformas inmediatas necesarias que construir con la participación de todas las asambleas y otros actores sociales conforme al modelo asambleario. Este conjunto de medidas incluiría: cambio en la ley electoral, separación iglesia-estado definitiva, reforma fiscal, banca pública, refuerzo del sistema público de servicios (educación, sanidad, pensiones, seguro desempleo, asistencia social, etc.)

A largo plazo, nuestra orientación es la de plantear cambios en el sistema general, socioeconómicos y políticos profundos, por lo que habría que seguir trabajando a nivel de 15M, colectivamente, en la definición de:

1º. Un modelo alternativo de sociedad, utopía, que nos convenza a todxs.

En este punto, sería importante que nuestros objetivos políticos globales replantearan los pilares del capitalismo para cambiarlos por un modelo:

–          Económico, de propiedad colectiva y autogestión comunitaria de los bienes de producción, distribución y el consumo, que elimine la acumulación de riqueza y especulación y asegure las necesidades universales de las personas de forma sostenible.

–          Social, que no permita las relaciones de dominación entre personas o grupos, no jerarquizado y basado en la construcción de empatía emocional, de cooperación y de autodeterminación.

–          Político, igualmente horizontal, basado en relaciones entre iguales, con participación colectiva y toma de decisiones directa (sin representación ni delegación de poder) y por tanto fundado en la organización asamblearia.

–          Orientado al desarrollo del conocimiento, el pensamiento autónomo, crítico, científico y la formación cultural, en armonía con el medio ambiente.

2º. Una propuesta de estrategias generales de intervención para determinar cómo alcanzar los cambios necesarios para dar paso a dicho modelo de sociedad nueva.

–          Construir conciencia crítica y alternativa creciente en la sociedad: fijar criterios y prioridades para ello.

–          Mostrar las contradicciones del sistema y partir de ellas para producir el cambio: identificarlas y definir acciones específicas contra ellas.

–          Constituirnos en “sujeto político” para intervenir: hay varias asambleas que coinciden en ver útil el hecho de dotarnos de alguna modalidad de “personalidad jurídica” que facilite la participación en el modelo actual de funcionamiento político para cambiarlo “desde dentro”. No obstante, hay controversia sobre qué tipo de sujeto (organización, plataforma, partido) y sobre el hecho en sí:  hay asambleas que no comparten esta propuesta, especialmente si va orientada a constituir partidos, por lo que supone de aceptación del sistema representativo y de inevitable renuncia a nuestros valores esenciales y a la transformación del sistema en sí mismo.

3º. Las acciones concretas de carácter político que permitan desarrollar dichas estrategias, con un calendario (faseadas) y una organización de acción.

Entre todxs, deberíamos avanzar en el las prioridades de cambio y en cómo abordarlas, en los próximos meses.

II.3. ¿Debemos mejorar las formas de organización del 15M?

Vemos que hay que seguir mejorando las existentes: para ello, la participación en la evaluación del procedimiento de funcionamiento de la APM podrá aportar mejoras en la agilidad y rapidez de la toma de decisiones sin renunciar a su carácter horizontal y democrático.  También hay asambleas que plantean dar más flexibilidad a los portavoces para que, en el marco del mandato de su asamblea, puedan avanzar en la convergencia con las demás y que la APM pueda tener portavoces propios en otros marcos de coordinación. En este sentido se reclama una mayor relación con otras asambleas y estructuras organizativas de ámbito comunitario, estatal e incluso internacional.

Por otro lado, creemos que hay que continuar fomentando el compromiso con las estructuras, tanto sean asambleas locales, la supralocal de la APM, o como cualquier otro grupo de trabajo ya creado, porque esa es una característica esencial de nuestro tipo de participación asamblearia. Hay que mantener y reforzar las propuestas activas, el modelo de consenso, el principio de igualdad en la toma de decisiones y la inclusividad.

Sería interesante avanzar en aquellas fórmulas organizativas que agrupen fuerzas, no generar nuevas formas que las dividan. Será crucial en los próximos meses generar sinergias entre los distintos grupos  promotores de ideas y acciones evitando la fragmentación del movimiento.

En este sentido, las asambleas podrán avanzar hacia modelos de unión de colectivos y grupos de barrio, fomentando la colaboración entre estos ellos y creando redes de ciudadanos. Debemos seguir manteniendo la idea de ser nexo de unión entre éstos, estén organizados o no.

II.4. ¿Debemos mejorar la planificación y gestión de las acciones concretas?

Se va avanzando en este aspecto, aunque haya que avanzar en la reflexión y evaluación posterior y en la unión de fuerzas. Hay que intentar realizar menos acciones pero hacerlas más multitudinarias.

En esta línea alguna asamblea ha planteado  la necesidad de elaborar criterios para “seleccionar” las acciones a proponer o en las que participar. Dichos criterios podrían ser:

a) Que la acción o movilización venga precedida de análisis que nos permitan destapar las causas de los problemas que pretendemos afrontar o, en su defecto, que haya posibilidades de explicitarlo si lo hemos hecho nosotros a lo largo de la acción.

b) Que tenga un enganche claro con nuestros objetivos de fondo.

c) Que tenga una metodología de proposición, debate, ejecución y evaluación acorde con nuestras formas organizativas asamblearias. O, en su defecto, que, aunque no sean plenamente acordes con ellas, ofrezcan posibilidades de actuar y promocionar las formas asamblearias.

d) Que plantee el ampliar, agrupar y conectar el movimiento o permita intentarlo.

Este planteamiento distingue dos niveles de criterios para la acción: por una parte los propios de las acciones propuestas desde nuestras asambleas y por otra, los que habría que tener en cuenta en las acciones de convergencia con otras organizaciones, movimientos o convocatorias.

II.5. ¿Debemos mejorar nuestra visibilidad y repercusión mediática?

Visibilidad y difusión son dos aspectos mejorables: hay que llegar a más colectivos, de diferentes espectros sociológicos y especialmente a los jóvenes. Nuestra presencia en centros educativos puede ser importante, así como diseñar más acciones para darnos a conocer públicamente.

En relación a la difusión, hace falta más presencia en las redes sociales, elaborar más vídeos propios y optimizar las nuevas tecnologías a nuestro alcance. Para ello quizá se podría formar con más cursos a los participantes de las asambleas y coordinar las comisiones de comunicación de las mismas, así como reforzar la de la APM.

También habría que empezar a potenciar el carácter pedagógico, no sólo el informativo, de nuestro trabajo mediante la creación de Escuelas de Barrio o Universidades populares y coordinarlas en una red a nivel regional.

Asambleas participantes en este debate y puesta en común

(con aportación por escrito, telemática o sólo presencialmente en APM)

B. Pilar, Chueca, Moncloa, La Conce, San Blas, Las Rozas-Las Matas, Hortaleza, La Elipa, Tetuán, Malasaña, Chamberí, Fuenlabrada, Villalba, Lucero

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